Y derrepente me encontraba en esta fiesta, donde no conocía a nadie, pero todos eran mis amigos. Me llamo la atención de que acá a los hombres les gustaba escribir y leer sus poemas. Siempre pensé que los hombres tenían que ser rudos y fuertes, y ahora que veo a estos hombres sensibles, me parecen mas atractivos que nunca. Uno, el que me había gustado, me saco a bailar. Le dije que no porque nunca se que hacer bien cuando bailo. Me miro con su pelo despeinado y su franela roja con negro (como me gustaba!!), se dio vuelta y saco a otra niña con la que horas mas tarde terminaría besándose a la salida de la casa. Pensar que esa pude ser yo. Siempre puedo ser yo, en todas esas vidas que siento me han sido arrebatadas.